Una joya de la literatura
06/09/2009Publicado en La Librería de Javier (Lib. Cervantes de Alca
Es posible que se pueda decir más alto, pero no más claro. Ni más conciso.
Antonio Crespo Massieu nos da una lección de lo que es LITERATURA. Muchas son las veces que hablo en mi librería sobre el verdadero valor de los libros y la lectura y su sentido. Con esta obra que acabo de terminar me vuelve la confianza en el verdadero escritor, en el que aporta ideas, prosa y sentimientos, en la persona que no tiene ataduras con cierta editorial para sacar puntualmente su obra. Me vuelve la confianza con el verdadero artífice de las letras.
El mercado literario español no está para muchas zarandajas. Los éxitos que reportan liquidez a las casas editoriales suelen ser libros de media y larga extensión y con unos temas que vienen marcados por los avatares de los gustos impuestos desde fuera. A veces desde dentro, como es el caso de los libros de guerra y postguerra española. Pero es casi imposible que alcance el zenit una obra de relatos cortos. Es muy raro. Hace unos años ocurrió algo así con los relatos de “Los girasoles ciegos” de Alberto Méndez, una perla dentro del océano. Esa vez, si bien el breve libro estaba compuesto por cuatro historias, había que destacar una cierta unidad temática y coexistencial entre ellos. Había unos nexos de unión que dotaban a la obra de una unidad casi indestructible. Eran cuatro magníficos relatos, sin independencia estructural. El hallazgo y encanto de la obra de Antonio Crespo Massieu radica en la gran cohesión de los siete cuentos de que se compone sin necesidad de que esa unión sea debida a personajes o aspectos temporales o temáticos. Lo cual le hace tener un valor añadido. Y es que pocos, muy pocos creadores, han podido llegar a la cima del relato corto como lo ha hecho Crespo Massieu: haciéndonos meter en la piel de los siete personajes en unas breves líneas; le bastan dos o tres páginas para meternos de lleno y quedar inmersos en el alma de cada protagonista. Todo un logro.
Las siete obras, las siete maravillas de las que se compone, nos hacen viajar por el mundo de los recuerdos, nos obligan a ir hilvanando hebra a hebra esos tejidos de los que está formada nuestra existencia. Desde el primer relato, en el que un joven acude al hospital con el dolor de ver que sus recuerdos de infancia no va a poder repetirlos el hijo recién nacido por la enfermedad que lo devora hasta el último, un regreso solitario a un cementerio para rendir cuentas con el pasado y en el que de pronto se nos ofrecen esas piezas del puzle que nos faltaban para completar el paisaje de nuestra existencia. Toda la prosa vertida en este libro, que se lee como prosa pero se siente como poesía, toda esa prosa, nos desvela sin intermedios posibles unos pasados llenos de luz y que estaban ocultos en nuestro interior. Y con la misma relevancia los otros cinco relatos: los recuerdos de un profesor de francés que se jubila y rinde cuentas con su pasado, frustrado y cobarde; un peluquero, que se atrevió a dar un paso adelante en un campo de concentración y con ello condenarse a una salvación vacua; el poder de rescatar momentos de nuestra vida y recuperar toda una familia ya extinguida a través de una simple foto; el otoño de Madrid, con esos cielos azules hirientes mientras nuestra propia memoria vaga entre los recuerdos del ser querido desaparecido en Argentina y, por último, la potencia de nuestra memoria que nos hace traspasar un cuadro, sentarnos en un banco entre verdes del Retiro madrileño y que se nos había pasado oculto en la tela durante años, y poder ver nuestra existencia y la de los que nos acompañan desde nuestra propia pintura, nuestro yo fuera de nosotros. Siete relatos que son siete joyas de la literatura -siete joyas de la prosa poética- y que nos llevan de la mano a enfrentarnos a los fantasmas del pasado, a recuperar la memoria que habíamos olvidado y que ya no era nuestra, y a valorar más esos escasos pasos que nos quedan de vida, en su verdadero sentido. Porque esas vidas que nos pertenecen no son nada sin la evocación de los tiempos y los seres perdidos.
He renunciado a la palabra. Tampoco les escucho. Sé que hablan de mí, noto sus miradas queriendo taladrar mi silencio. Luego me olvidan. Yo soy el que no puede olvidar. (El peluquero de Dios)
Antonio Crespo Massieu (Madrid, 1951) es licenciado en Filosofía y Letras (Filología Hispánica) por la Universidad Complutense y Diplomado en Estudios Portugueses por la Universidad de Lisboa. Profesor de literatura española en Enseñanza Secundaria. Ha publicado la antología comentada Una mano tomó la otra. Poemas para construir sueños (Comunidad de Madrid, 2002), en coautoría con Pedro Hilario, Roberto Bravo y Fernando Cañamares. Desde 1997 es responsable de las páginas literarias de la revista “Viento Sur”, de cuya redacción forma parte. Ha escrito los poemarios: Acaso revelación, En este lugar (Fundación Kutxa, Donostia- San Sebastián, 2004) que obtuvo en 2004 el “Premio de Poesía Kutxa. Ciudad de Irún” en su XXXV edición, Orilla del tiempo (Germania, Valencia, 2005) y Elegía en Portbou. Ha publicado trabajos de investigación y de creación literaria en revistas como Anthropos, Revista da Faculdade de Letras-Universidade de Lisboa, Asparkía, La ortiga, Dossiers feministes, Diálogo de la lengua, El cielo de Salamanca, Riff-Raff y Viento Sur. Poemas suyos han sido incluidos en las antologías poéticas: La paz y la palabra, Letras contra la guerra (edición de Manuel Francisco Reina, Odisea Editorial, Madrid, 2003), Una mirada hacia la poesía española actual (revista Luna Nueva, Colombia, 2003), Voces del extremo V. Poesía y Realidad (Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, 2003), Agua. Símbolo y memoria (Slovento, Madrid, 2006), Vida de perros (Editorial Buscarini. Logroño, 2007), Calendario de la poesía española. Antología poética (Alambra Publishing, Bertem, Belgium, 2007), Calendario de la poesía en español. Antología poética (Alambra Publishing, Bertem, Belgium, 2008), Voces del extremo IX-X. Poesía y capitalismo (Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, 2008) y Los centros de la calle. Antología pequeña (Germania, Valencia, 2008).
Una joya de la literatura. Una obra de obligatoria lectura y que nos demuestra cómo se puede escribir un libro sin meter ni una sola línea de paja. Imprescindible.
JAVIER RODRÍGUEZ ÁLVAREZ