Poemas de peso que van ganando terreno al lector, que ponen de manifiesto el alcance de la obra de Ted Hughes
25/09/2010Publicado en Cuadernos del Sur (Diario Córdoba)
Ante la figura de Ted Hughes queda por descubrir, por ahondar en una de las poéticas y trayectorias más intensas en lengua inglesa. No estamos ante una escritura impostada, sino más bien arriesgada, ambiciosa y alejada de estéticas dominantes. Esta selección de 68 poemas es una nueva puerta abierta que surge ante nosotros y merece la pena adentrarse en una aventura que muy pronto descubrimos que no tiene nada de arriesgado, sino todo lo contario: seguridad y certeza de hallar una voz propia, siempre fresca y cuya proyección continúa vigente. Cierto que hay algo de dureza en la primera aproximación a esta poesía, que puede que el lector no lo tenga fácil en ese contacto inicial por hallar cierto hermetismo, pero quizás es conveniente tener un poco de paciencia, hasta que se van mostrando una serie de claves que nos acercarán mejor y más profundamente al interior de dichos poemas.
Llama la atención esa mirada objetiva, descriptiva por momentos, con cierto distanciamiento, esa aparente ausencia del yo, que en gran parte hace que la realidad poética que se nos dibuja aparezca con una crudeza, una desnudez –que puede provocar hasta cierto rechazo en un primer momento-, pero que recoge la belleza, tal y como puede presentarse, más fidedigna, creíble y dolorosa en su llegada. O una voz más confesional e involucrada como la de los poemas de la parte final. Ahora resulta fácil hallar voces que se adentren en esa perspectiva –que engloba a ser humano y naturaleza- pero no que muestren la supremacía e influencia de la naturaleza, pese a que el ser humano haya roto el equilibrio entre ambos –del todo premonitorio- con un juego de luces y sombras tan intenso. Los animales son mucho más que simples animales, representan las fuerzas de la naturaleza, y Ted sale a buscarlos, a capturarlos dentro del poema para ofrecernos una forma de reconciliación a través de esa visión. Poemas como El pensamiento-zorro son ya todo un clásico de este autor, pero todos los de la serie de Cuervo y tantos otros, muestran el rico universo que Hughes crea, con una vigencia intemporal. El individuo frente a la naturaleza, a toda la energía que emana de esta última, lo espiritual como eje semioculto da cuerpo a muchos de estos poemas, pero el individuo también frente a sí mismo, como en los poemas de la parte final (Rojo, Ofrecimientos, etc.), donde la voz se abre por momentos, evita distanciarse del dolor que planea en forma de vuelo, y nos deja una intensidad y crudeza cargada de vitalidad poética: La vida intentan ser la vida, como titula uno de sus poemas. Un volumen recomendable, poemas de peso que van ganando terreno al lector, que ponen de manifiesto el alcance de la obra de Ted Hughes.
SARA ULATE