Arqueología de la memoria:
06/11/2009
Con una sala completamente abarrotada por el público, entre el que se encontraban numerosos críticos como Santos Alonso, Ángel García Galiano, Francisco Solano, José Antonio Sánchez Villasevil, Manuel Rico y Juan Ángel Juristo, se presentó ayer tarde en el Círculo de Bellas Artes de Madrid la cuarta y última novela publicada por Justo Sotelo: Entrevías mon amour. Oficiaron como maestros de ceremonia el escritor y ex-presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid Joaquín Leguina y el director del suplemento cultural ABCDe las Artes y las Letras Fernando R. Lafuente. Justo Sotelo ha escrito "una novela sobre el Madrid de hoy sin dejar atrás los aspectos relevantes del de ayer", señaló Rodríguez Lafuente quien además destacó, como cualidades del autor, su intensidad narrativa, la verosimilitud con que ha construido a sus personajes, las elipsis de los diálogos y las múltiples referencias cinematográficas y literarias con que Sotelo ha tejido la trama. Leguina, por su parte, hizo hincapié en la "obsesiva y placentera presencia del sexo y el cuerpo" en la novela, a la que calificó de "atrevida". Retrato generacional (el de la generación que nació de los padres que habían vivido la posguerra, la generación del vacío que creció desconociendo lo que había ocurrido en este país porque nadie les enseñó a mirar en la realidad, como si el espejo jamás hubiese existido), novela nostálgica que refleja "el dolor del regreso", reivindicadora de las "ciudades de los barrios" donde todos se conocían, metáfora del ascenso social que refleja los cambios que ha experimentado nuestro país y su sociedad en los últimos treinta años, tanto Joaquín Leguina como Fernando R. Lafuente coincidieron en destacar la enseñanza moral que desnuda Entrevías mon amour: si desenterramos a los muertos estamos destinados a comprobar que la barbarie no fue exclusiva de un sólo bando. "Somos porque recordamos lo vivido y lo soñado" apuntó R. Lafuente quien argumentó que "la novela es memoria y la función de la memoria es olvidar la materia de la que están hechos los sueños" para concluir, recordando a Pavesse, que "la literatura es una defensa contra las ofensas de la vida". Justo Sotelo quiso dedicar unas palabras de homenaje a la escritora aragonesa Ana María Navales, una persona generosa, vitalista y brillante que falleció meses atrás y a quién, junto con el padre del autor, está dedicada Entrevías mon amour.